Este blog fue pensado para estar
enteramente dedicado a mi hobby que es el cosplay, pero a falta de otra ventana
donde pueda comunicar pensamientos e inquietudes tomo prestado el espacio para
hablar sobre algo que importa.
Tengo todo el día de hoy, 19 de
Octubre con un tema en específico rondándome la cabeza, he estado pensando en
el movimiento de "ni una menos" y leyendo sin buscarlas, anécdotas de
mujeres, tanto desconocidas como amigas que han sufrido cualquier cantidad de
abusos por parte de hombres, hasta he leído últimamente un montón de
información e historias sobre mujeres que han sido víctimas de crímenes
brutales, de algo que han denominado como "femicidio", que no han
sobrevivido para contarlo ellas mismas.
El femicidio no significa solamente
que la víctima fue una mujer o una niña, comprende muchas cosas de las que
quizás no nos dábamos cuenta hasta ahora. No nos dábamos cuenta porque para la
gente es normal que a una mujer la maten porque no quiso tener relaciones
sexuales con un hombre, porque es lo más común que asesinen a alguien porque
quería terminar con una relación amorosa, porque es cosa de todos los días que
te droguen, te violen y te maten porque andabas usando vestido.
Y es que me doy cuenta que a todas
las mujeres nos ha pasado ALGO, a mayor o menor medida. No nos damos cuenta y
pensamos que es algo que existe, pero que no nos pasa a nosotras o no le pasa a
la gente que conocemos, pero la verdad es que siempre hay algún hombre que nos
ha hecho algo muy jodido, algo que sin dudas está mal y nosotras mismas lo
"normalizamos" o lo trivializamos porque hay gente que pasa por cosas
peores, porque los hombres son así o porque ¿qué se le va a hacer? no se puede
cambiar. Mucho menos nos atrevemos a contarlo.
Es bien importante nosotras mismas las
mujeres dejemos de ser machistas, que nos demos cuenta que SÍ es importante
contar lo que los ha pasado, porque no es normal, porque hay que cambiarlo y
porque se puede cambiar. Hay gente que dice que el feminismo no es necesario
porque hoy en día hay igualdad, pero yo digo que hoy las mujeres estamos
despertando, porque tenemos medios en donde somos escuchadas y nos estamos
dando cuenta de una injusta realidad que nos toca vivir día a día.
La diferencia radica en que
comencemos a ser conscientes, a dejar de culpar a las demás mujeres por la
manera que estaban vestidas, por cómo lucen, por cómo se comportaban, por el
lugar en dónde estaban o por las elecciones que tomaron... Yo misma he sido
culpable de tener esos pensamientos en un pasado, hasta hace poco, cuando no
tenía la capacidad de ponerme en el lugar de otras.
Para mí, comunicar las experiencias y
hacer saber lo que piensas, es lo que marca un antes y un después,
arriesgándote a que te digan "feminazi", a que te tilden de
exagerada, que estás haciendo un show y que te estás quejando de cosas
"normales". Si no fuera por todas esas mujeres que de un tiempo para
acá se han armado de valor para defender sus ideales y para contar lo que han
vivido utilizando las redes sociales como su principal herramienta, yo no
hubiese tenido la oportunidad de reflexionar sobre mi propia realidad.
Siempre he pensado que yo he tenido
una suerte increíble porque hasta ahora jamás me ha pasado nada realmente
grave, nada que haya representado un trauma insuperable o una herida demasiado
profunda; pero recientemente me he informado y me he encontrado sintiéndome
identificada con tantas mujeres abusadas, después de un poco de reflexión me di
cuenta de mucho y hasta recordé cosas que habían caído en el olvido, las había
olvidado porque para mí eran cualquier cosa, eran algo normal que le pasa a
todas las mujeres...
Cuando era una niña de entre 6 y 8
años (no recuerdo bien) había un chico que frecuentaba mucho mi casa porque era
amigo de un familiar, el era al menos 7 años mayor que yo, de los pocos
recuerdos que vinieron a mi les puedo contar que este chico se me había
declarado, cuando venía a mi casa me buscaba para "jugar" y recuerdo
que me decía que yo era la niña más bonita de todas, que él quería que yo fuera
su novia y buscaba también tener contacto físico conmigo (abrazos o besos), yo
en mi inocencia jamás me di cuenta de la gravedad del asunto, sólo recuerdo
sentirme bien incómoda por eso, recuerdo exactamente cómo me sentía cuando él
hacía esas cosas y era como estar encerrada sin escapatoria.
Hasta recuerdo que fuimos al circo
juntos y él se subió a un elefante conmigo y me abrazó de una manera que no me
gustó para nada y yo quería salir corriendo, lo recuerdo y automáticamente se
me revuelve el estómago. No sé si yo le comenté a algún familiar, pero también
recuerdo que mi mamá lo corrió de la casa por su comportamiento conmigo y más
nunca volví a verlo. Hoy en día me pregunto ¿qué hubiese pasado si él hubiese
tenido más tiempo a solas conmigo? ¿o si nadie se hubiese dado cuenta de lo que
pasaba?
Más adelante en bachillerato o
secundaria, como muchos otros fui objeto de burlas por mi apariencia o por mis
gustos, unas más malintencionadas que otras, a las cuales nunca les presté
demasiada atención, en ningún momento representaron algo que me hiciera daño.
Lo que viene al caso es que conmigo estudiaba un chico que durante al menos 2
años me molestaba casi a diario burlándose de cualquier cosa, desde mi cabello
hasta mis aficiones, pero entre esas burlas cotidianas también habían momentos
en los que me hacía bromas con tintes sexuales (dibujar penes en hojas y
pegármelos, comentarios obscenos) hasta recuerdo que una vez se bajó los
pantalones y me mostró su ropa interior bajo la excusa de que eran rojos como
mi cabello en ese entonces.
Jamás le di muchas vueltas, cada vez
que pasaba esto le respondía despreocupadamente o hacía otro chiste al respecto,
porque él no era el único y era algo que consideraba "normal" a esa
edad. El problema y la razón por la que cuento esto es porque cuando nos
graduamos hicimos una caravana y una reunión, durante esta última la persona en
cuestión me pidió que le indicara dónde quedaba el baño, una vez que lo hice me
dispuse a regresar a donde estaban los demás pero él me bloqueó la salida, me
forzó a besarlo y me dijo que yo le atraía. Le dije que no me interesaba pero
su respuesta fue empujarme más para meterme al baño, de un instante a otro me
sentí aterrorizada por alguien que yo conocía, justo en el momento que iba a
comenzar a llorar llegó una persona, el inmediatamente cambió su posición
dominante y yo tuve oportunidad de irme.
Pero ¿y si no hubiese llegado nadie?
¿qué pasaba? Quizás este chico no hubiese hecho nada sumamente grave, pero
quizás si, lo que yo sé y lo que me consta es el miedo y la desesperación que
sentí, que sí, fueron sólo segundos pero se sintió interminable y hasta hoy en
día lo sigo recordando perfectamente aunque hayan pasado años.
Cuando les digo que nosotras mismas,
las mujeres, somos machistas y hasta más que algunos hombres es porque he sido
testigo de ello… Como absolutamente cualquier mujer que viva en un país
latinoamericano, estoy más que acostumbrada a que me griten cosas en la calle y
a que completos desconocidos me desnuden con la mirada, sin importar tu tipo de
cuerpo o como vayas vestida, porque mi cuerpo es cualquier cosa menos sensual o
voluptuoso, me he quedado pasmada como a los 12 años, pero eso no evita el
comportamiento y las atenciones indeseadas de los hombres en la calle.
Un día como cualquier otro había salido
del trabajo y debía caminar una calle para llegar hasta la parada y poder irme
a mi casa, ese día decidí ponerme un vestido, pero siempre pensando en que aquí
en Venezuela no se puede salir tranquila en falda, usé unas leggings debajo…
eso me parecía mejor porque estaba usando dos piezas de ropa para cubrirme y no
era tan problemático. La calle estaba prácticamente sola y hacía mi venía una
pareja, no tenían la mejor pinta del mundo pero no me sentí para nada amenazada
porque el hombre veía acompañado de una mujer joven. Error, cuando nos vamos
acercando noto que la chica le dice algo, como retándolo y comienza a reír, él
se me acerca rápido, me acorrala hacia un lado, me sube la falda y con toda la confianza
del mundo me manosea y sigue su camino riéndose. Todo esto en complicidad con
una mujer menor que yo.
Yo en medio de mi shock por no creer lo que
estaba pasando lo primero que pensé fue gritar o buscar alguna manera de
defenderme pero al mismo tiempo me di cuenta que no había nadie que me pudiese
ayudar, porque la gente en Venezuela ya no responde a los gritos y a los
llamados de ayuda en la calle, son tan comunes que primero piensan en su propio
bienestar antes que ayudar a un desconocido, además que preferí no provocar a
esa persona, de igual manera ya se estaba yendo y si gritaba o reaccionaba era
posible que él se molestara y me hiciera algo aún peor, igual la calle estaba
desolada y habían terrenos en las cercanías en donde seguramente, nadie me iba
a oír ni mucho menos ver.
Opté por correr, llorar y sentirme
entre ultrajada, molesta, asqueada, indignada y triste por toda la situación.
Hasta tardé en contarles a mis compañeras de trabajo lo que había pasado porque
me daba vergüenza… entonces, ahí es cuando pienso, que a mi realmente no me
pasó nada, no me hizo daño, para él fue una broma, y aún así… ¿me daba pena?
¿me dieron ganas de llorar? ¿me sentía indignada? Y entonces .. ¿cómo se puede sentir
una mujer luego de una violación? Y aún así hay mujeres que culpan a las
víctimas. Ah sí, y hubo gente que me preguntó que por qué había salido en falda
si sabía que tenía que caminar por la calle…
Una de las experiencias más
desagradables y atemorizantes que he tenido en mi vida la viví en manos de una
persona en quien confiaba, me he debatido si incluir esto en mi escrito o no,
porque vivir en un lugar como Barquisimeto significa que gente que no te
importa está pendiente de lo que haces, dejas de hacer, con quien estás y con
quién no. Pero más allá de chismes, dimes y diretes, me parece importante
contarlo. Porque mucho he leído cómo culpan a las mujeres que han sido víctimas
de violencia doméstica o mujeres que han sido violadas por sus parejas
sentimentales, he visto cómo la gente ridiculiza a más no poder estas
situaciones y no les cabe en la cabeza que sí puedes ser abusada por un hombre
que sea tu pareja y ser igual de víctima.
Me vi involucrada en una relación que
se volvió dañina con el tiempo, eventualmente nos alejamos pero fue algo
incierto, y yo, estúpidamente, por disque “respeto” hacia la otra persona
decidí encontrarme con él para ser totalmente sincera y dejar todo claro, para
cortarlo todo desde la raíz. Esta persona entró en negación, yo en cierta forma
me lo esperaba y no me pareció preocupante.
Nos separamos y como una hora después
me pidió verlo de nuevo, que me tenía que decir algo importante. Yo, sin poder
decir que no, y confiada, accedí. Al momento de verlo me di cuenta que la
negación ya se había convertido en crisis y locura. Sin entrar en muchos
detalles, estuve prácticamente secuestrada por un par de horas en las cuales,
en un ataque de celos me destrozó mi celular, me agredió física y verbalmente,
me amenazó muchísimo, y hasta en determinado momento me trató de asfixiar.
Yo, la mitad del tiempo no me lo
podía creer y estaba en completa negación porque ¿cómo esta persona podría
estar actuando así? Alguien que conocía desde hace tiempo y con quien compartí
mucho por más de un año, alguien a quien yo creía conocer. Y la otra mitad del
tiempo simplemente pensé que iba a morir, pensé que debí hacerle más caso a mi
mamá y que no iba a vivir un momento más.
Al final, logré convencerlo y
calmarlo y salí ilesa de esa situación. La justificación a toda esta violencia
era que este hombre no podía aceptar que yo lo dejara. Y, como cereza sobre el
pastel, fui contactada por una mujer cercana a el que me dijo que él “no era
así”, que jamás había hecho nada similar y que además, era mi culpa, porque yo
era una persona que era muy “tóxica” para él. Así de machistas podemos llegar a
ser las mujeres.
Esta experiencia la compartí con
pocas personas y decidí dejarlo así, no presentar ninguna denuncia ni nada
similar porque no quise involucrar a mi familia ni meterme en una situación
legal engorrosa. Opté por el silencio porque al final, no me había pasado nada.
Más recientemente, estuve un par de
meses en Estados Unidos, cuando un venezolano tiene oportunidad de pasar tiempo
en otro país no puede evitar sentirse con una libertad que en nuestro país
desconocemos. Porque aquí, todo el mundo tiene que andar paranoico 24/7, no
sólo las mujeres nos vemos amenazadas constantemente.
Eventualmente me acostumbré a no
mirar a los lados, a andar caminando sola a cualquier hora y a dejar de
cuidarme tanto, pero fue cuestión de tiempo para tener un friendly reminder que
las mujeres no podemos hacer eso en ninguna parte del mundo. Saliendo de un
concierto aproximadamente a las 11 p.m, me encontré con un tipo en un McDonald’s
que me buscó conversación en la cola, yo por simple educación le respondí muy
puntualmente, siguió hablándome y las respuestas se tornaron cortantes porque
me ponía incómoda.
El me dijo que me sentara con él, cosa que
obviamente no hice, comí lo más rápido posible y me fui corriendo, al momento
que tuve que parar por el semáforo me di cuenta que el tipo venía detrás de mí,
me alcanzó y comenzó a invitarme a salir. Ignorando mis respuestas negativas,
seguía insistiendo y diciéndome que me fuera a casa con él, apenas tuve
oportunidad corrí lo más rápido posible, entré a una estación de metro y me
monté en el primer tren. Terminé perdida como por una hora y sin pila en el
teléfono, pero por suerte no me pasó más.
En una situación similar, llegando a
casa de madrugada, tuve que pasar por una esquina en donde estaban reunidos al
menos 6 muchachos, un par ya estaban mirándome y diciendo cosas desde que salí
de la estación del metro, cuando pasé por donde estaban los comentarios se
hicieron más altos y comenzaron a invitarme a quedarme con ellos, yo esta vez
decidí ignorarlos y caminar lo más rápido que pude. Esto al parecer les molestó
y el tono de sus comentarios se hizo un poco agresivo, al mismo tiempo uno de
ellos comenzó a perseguirme insistentemente pero luego de una cuadra se cansó.
También, en ese momento, recordé todas las historias de mujeres violadas y asesinadas
en ese país que he leído en internet.
Pienso, ¿hay algún lugar del mundo,
así sea un rinconcito, en donde una mujer pueda andar caminando por la calle a cualquier
hora sin el miedo constante a que un hombre te haga algo muy malo?
En recapitulación, cualquiera puede
hacerte daño y tratarte como un objeto, podría ser un conocido, desconocido, un
familiar, un amigo, hasta tu propia pareja. Te puede pasar a ti y le puede
pasar a cualquier mujer.
No soy una mujer que ha sufrido
abusos ni traumas, pero me di cuenta que oportunidades no me han faltado, y
está el aterrador “¿y qué hubiese pasado si no...?” No sé si vaya a vivir
tiempo suficiente para presenciar una realidad distinta, pero al menos me
enorgullece ser testigo de cómo la gente va a abriendo los ojos poco a poco.
Haz una pausa y piensa, ¿a ti también
te ha pasado?